sábado, 26 de febrero de 2011

FIN DE LOS DOS REINOS

El último rey de Israel fue Oseas, no fue un buen rey ya que hizo todo lo que desagrada a los ojos de Dios. Es atacado por Salmanasar rey de Asiria. Oseas se hizo vasallo de él y se comprometió a pagarle tributo. El imperio asirio tiene un momento de crisis que aprovecha Israel para hacer alianza con Egipto y reinos vecinos para no pagar tributo. Cuando Asiria se recupera de su crisis, el rey descubre la conspiración y asedia Samaría durante tres años. Cuando toma la ciudad encarcela al rey de Israel y a la mayoría de los israelitas los lleva deportados a Nínive (2Re.17,3-6). El reino del norte desaparece en el 721 a C.

Samaría casi despoblada es poblada por distintos pueblos del imperio que llevan sus dioses. El malestar de los israelitas y algunos acontecimientos que asustan a los nuevos habitantes hace que el rey de Asiria mande un sacerdote israelita para que instruya a los nuevos habitantes en la fe de Yahvé. De esa forma reverencian a Yahvé y servían a sus dioses (2Re.17,32-34.41).

En Judá reinaba Ezequias cuando Senaquerib rey de Asiria atacó Judá y le impuso tributos. Manda a un grupo de personas para incitar al pueblo contra Ezequias y contra Dios (2Cro32,10-15), este era un rey bueno y piadoso se pone a hacer oración y penitencia. El profeta Isaías conforta y anima al rey (2Re.19,5-7). Pero la insolencia del rey de Asiria burlándose de Dios hace que Isaías tranquilice a Ezequias diciéndole que no entrará el enemigo en Jerusalén. Se retiraron a Nínive al ser diezmado el ejército y cuando oraba a su dios Senaquerib fue asesinado por sus hijos.

Ezequias cae enfermo, con su oración y la atención de Isaías el Señor le cura y le asegura que vivirá quince años más. Con motivo de su curación se presenta una embajada de Babilonia, imperio que estaba surgiendo poco a poco, con presentes para el rey y poder hacer alianza con ellos y contra Asiria. El rey se muestra muy confiado y les enseña a los embajadores todos los tesoros y riquezas del reino. Isaías le recrimina ese exceso de confianza y le profetiza que Judá caerá en manos de Babilonia (2Re.20, 12-18).

Le sucede en el trono su hijo Manasés que hizo todo lo que desagrada a Dios, volvió a levantar altares a Baal, en el templo del Señor levantó altares a los astros del cielo, quemó a sus hijos y se dio a la magia (2Re.21, 1-6). Por medio de los profetas el Señor les anuncia el desastre que va a tener el Reino.

Le sucede en el trono su hijo Amón que vivió como su padre, sus servidores le asesinaron pero el pueblo mató a los conspiradores y proclamó rey a Josías hijo de Amón. Josías fue un buen rey, mandó arreglar el templo, se encuentra en el templo el libro de la ley olvidado. El rey hace una gran reforma religiosa, destruye todos los falsos dioses y restauró la celebración de la Pascua.

El rey de Egipto sale contra Asiria y Josías le hace frente. El faraón le dio muerte. Le sucede en el trono su hijo Joacaz que solo reinó tres meses pero tiempo suficiente para hacer el mal. El faraón lo encadenó e impuso al país un tributo y puso por rey a Joaquín hijo de Josías y hermano de Joacaz, a este le llevó a Egipto donde murió.

Judá es atacado por Nabucodonosor rey de Babilonia, Joaquín fue sometido durante tres años. Pero será en tiempos de su hijo Jeconías que Nabucodonosor entró en Jerusalén y se apoderó de todos los tesoros del templo y del palacio y deportó a todos los poderosos y hombres de oficio a Babilonia. Puso por rey al tío de Jeconías y le puso el nombre de Sedecías, hizo lo que es malo a los ojos de Dios. Se sublevó contra Nabucodonosor, este sitió Jerusalén durante un año, cuando comenzó a escasear la comida el rey y su ejército salieron de la ciudad por una brecha en la muralla. El rey de Babilonia los cogió y a Sedecías después de sacarle los ojos y matar a su familia lo llevó a Babilonia encadenado (2Re.25, 4-7).

En Jerusalén destruyeron el templo y las murallas, deportó a los que quedaban y solo dejó a los más pobres para el trabajo del campo. El reino del sur queda destruido en el 586 a C.
 
Estuvieron desterrados en Babilonia unos cincuenta años. Durante este tiempo muchos se adaptaron a la nueva vida y costumbres así como a la nueva religión, otros, un resto se mantuvo fiel aunque con añoranza de su tierra y su Dios y con ciertos aires de desesperanza. La religión que hasta ese momento era signo de una nación, se va a convertir en un ideal de justicia y se forman dos grupos “los piadosos” serán los observantes sinceros de la ley y frecuentemente serán pobres en bienes materiales. “Los impíos” o malvados estaban más interesados en el éxito de los negocios de este mundo que en la obtención de la justicia y aprobación divina.

Como ejemplo tenemos el Salmo 115 que es una reacción de la fe religiosa de los cautivos contra los insultos de los vencedores que consideraban a sus dioses los vencedores del Dios de Israel. También tenemos el salmo 137 que con nostalgia recuerdan su tierra, tierra en la que habita  el verdadero Dios.

PARA REFLEXIONAR

1.- Leer el salmo 74 ¿Qué finalidad tiene esta oración?

2.- ¿Qué trata de expresar el salmo?

3.- ¿Son válidas este tipo de oración hoy día?


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