sábado, 18 de diciembre de 2010

LOS JUECES

En el libro de los jueces se relata lo sucedido al pueblo de Israel desde la llegada a la tierra prometida hasta el nombramiento del primer rey. Se narran historias de héroes tribales que los han elevado a héroes nacionales para mostrar al pueblo que Dios siempre está con ellos y les ayuda si el pueblo es fiel a Dios. Es una época de mediocridad, Israel demuestra ser un pueblo débil. No consiguen expulsar a los pueblos extranjeros de la tierra prometida, conviven con ellos y asimilan parte de su cultura, su fe débil se corrompe al aceptar otros dioses.

El pueblo rompe su alianza con Dios con bastante frecuencia, adorando a otros dioses, como consecuencia caerán en manos de sus enemigos. Dios hace surgir jueces para que liberen a su pueblo. En las hazañas que realizaron los jueces se reveló siempre el poder de Dios que, pese a las frecuentes actitudes reprobables de los israelitas, nunca dejó de cuidarlos con solicitud paternal y de sostenerlos para que no sucumbieran víctimas de sus vicisitudes. De algunos de los jueces solo se les nombra, de otros se da una breve reseña de sus acciones y de otros se cuenta más extensamente sus hazañas

Se repetirá con frecuencia la frase “los israelitas hicieron lo que le desagrada al Señor” para decirnos que el verdadero Dios ayuda y cuida a su pueblo. Adoraron a los baales (Jue.3,7). Con la palabra de los baales se da a entender todos los dioses extranjeros, los más nombrados en la Biblia son Baal, el dios que vive en lugares altos por ello estos lugares eran sagrados. El culto a Baal estaba muy extendido en Canaan. Otro de los dioses populares y que tomaron los israelitas fue Astarté, su figura la llevaban con frecuencia como amuleto, en su culto se practicaba la prostitución religiosa.

Israel cayó en manos de Cusan, rey de Edón y estuvo sometido 8 años, clamaron al Señor y el Señor hizo surgir un liberador, Otoniel. Por primera vez se usa la fórmula que utilizarán los jueces “el espíritu del Señor vino sobre él” (Jue.3,10), es una fórmula para dar valor y autoridad a la persona confirmando que lo que hacen lo hacen en nombre de Dios. Otoniel venció a su enemigo y el país estuvo 40 años en paz.

Cuando de nuevo el pueblo de Israel fue sometido al rey de Moab durante 18 años, el pueblo clama a Dios y el Señor suscita un nuevo juez Ehud, (es considerado uno de los jueces menores) con astucia llega hasta el rey de Moab y le mata convoca a los israelitas y juntos vencen al pueblo opresor. El pueblo estuvo en paz durante cuarenta años (Jue. 3,12-30). La narración trata de enseñar que es Dios quien libera, la paz que el pueblo vive es sinónimo de fidelidad al Señor.

Para liberar a su pueblo Dios llama a personas fieles a Él aunque no parezcan las más apropiadas, según el parecer humano, como es el caso de Débora. Israel cayó repetidas veces en la idolatría. En estos períodos había perdido todo sentimiento de conciencia nacional y habría renunciado a su prestigio y honor, pero se recobraba de esa desintegración gracias a Dios.

Jabin, rey de los cananeos había sometido a Israel a servidumbre. Los pueblos que vivían en la montaña tenían una cierta organización y habían resistido heroicamente. Débora, esposa de Lapidot de la tribu de Efraín los había inspirado a la resistencia. Era una mujer astuta y tenía el don de la profecía y el canto, les recordaba al pueblo la liberación de Egipto y les profetizaba días mejores en el futuro. Administraba justicia y les daba consejo. Organizó un ejercito y a Barac el jefe le dio instrucciones en la forma que debía presentar batalla a Sisara, general del ejercito enemigo. Su capacidad militar era muy buena, por ello Barac le pidió que acompañase en la batalla.

Se alistaron diez mil hombres. Hizo que pasase el ejército enemigo por un terreno peligroso por las lluvias. Dios envió una tormenta de truenos y relámpagos que hizo que se dispersara el ejército. La derrota de Sesara fue completa. Aunque Barac contribuyó a la victoria, la alabanzas fueron para Débora porque el Espíritu del Señor estaba  con ella (Jue.4,1-24).

El pueblo vuelve a alejarse de Dios y son sometidos por Madian durante siete años. Cuando Israel sembraba, los madianitas arrasaban las cosechas y mataban a sus animales, así fueron reducidos a la miseria. El pueblo clama al Señor y Él vuelve a elegir al que parece ser menos apto a los ojos de los hombres, es de la familia más pobre y él es el último de la familia. Además Gedeón no tiene una fe muy fuerte y pide una señal para aceptar. Le lleva carne de cabrito y pan ácimo, todo lo pone sobre una roca y el ángel del Señor lo consumió con fuego (Jue.6,19-21).

Dios le pide que destruya el altar construido a Baal, por temor a la gente de la ciudad y a su familia lo hace de noche y cuando la gente le pide cuenta de lo que ha hecho su padre propone que sea Baal el que se defienda a sí mismo.

Antes de atacar a Madian, Gedeón pide otra prueba, la prueba del vellón (Jue.6,36-40) Dios le pide que despida a casi todo el ejército para enseñar que la fuerza viene de Dios y no de Israel. La selección de los que se quedan con Gedeón se hace por la forma de beber agua en el río. Los elegidos son lo que beben como los perros. En casi toda la Escritura, este animal es símbolo de pequeñez, mansedumbre y humillación. Gente que bebiera como perros sin pensar en el qué dirán, era lo que necesitaba Dios. Los trescientos hombres con una antorcha, un cántaro y una trompeta cada uno rodearon el campamento enemigo, a la orden de Gedeón rompieron los cántaros tocaron las trompetas y el enemigo asustado se dispersó matándose entre ellos. (Jue.7,16-22)

Ante la victoria el pueblo de Israel quiere nombrarle rey pero él lo rechaza asegurando que el único rey es Yahvé. Pasaron cuarenta años en una relativa tranquilidad, aunque el pueblo volvió a prostituirse a otros dioses.

PARA REFLEXIONAR

1.- ¿En qué se fija Dios para elegir a los jueces?
2.- ¿Qué rasgos admiramos más de Débora?

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